
Filipenses 2:3,4
No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo. No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás.
La vanagloria y el orgullo pecaminoso destruyen nuestras vidas.
A quien no le ha gustado que lo feliciten cuando hace algo bien o a quien no le ha gustado sobresalir en ciertas actividades de la vida y sentir que lo que está haciendo lo está llevando a la fama. De cierta forma, si lo hacemos de la forma correcta, no tendría nada de malo sentirnos alagados y felices por los éxitos y logros que conseguimos en nuestras vidas.
Pero la realidad es que el mundo en que vivimos hoy día ha llegado a no importarle lo que se tenga que hacer para conseguir la fama que el mundo promete, y es aquí donde viene el consejo de Dios para nosotros, No hagan nada por contienda o por vanagloria. El orgullo pecaminoso y la ansiedad de poder y fama han llevado a muchas personas a destruir su vida y la de otros. El orgullo y el egoísmo siempre están en cada uno de nosotros debido a nuestro pecado. El diablo trabaja con mucho empeño para usar el producto de la naturaleza pecadora del ser humano, con el fin de lograr la falta de armonía entre ellos mediante las fricciones y las luchas.
1 de juan. 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Por eso, es notable mirar cuantas personas han llegado hasta el punto de matar a las personas que se les oponen en su camino a la fama. Pero la realidad es que todo esto solo termina en dolor y tristezas para ambos lados. ¿Podemos decir entonces, que la fama es mala? La respuesta es no, si lo hacemos con humildad guiados de la mano de Dios respetando a las demás personas, sabiendo que ellos también pueden llegar a ser famosos si Dios lo permite, estimando cada uno a los demás como superiores a nosotros mismos; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino por lo de los otros.
Oracion:
Padre santo, dame la sabiduría para amar y respetar a mi prójimo y saber cómo disfrutar los triunfos que tú me permites conseguir. Amén.
Meditación - 2020 julio 24
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