Juan 8: 31,32

«Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.»

Jesús nuestro único libertador.

Si preguntamos a la gente, ¿qué piensa usted, quiénes necesitan libertad? unas de las respuestas más comunes podrían ser los que están en una cárcel, los esclavos o todo aquel que esté subyugado por alguna autoridad, y esto es correcto hasta cierta parte. Lo decimos ‘hasta cierta parte’ porque hay dos clases de libertad.

Cuando escudriñamos las Escrituras para buscar la palabra libertad, o buscar acontecimientos que hacen referencia a cómo fue liberada una persona o nación, nos encontramos con dos tipos de libertades la libertad física y la libertad espiritual.

La libertad física es la que la mayoría de las personas anhelan y, por consiguiente, tiene cuidado de no perderla. Los israelitas son un buen ejemplo de ésta, liberados por Dios del poder de los egipcios bajo el liderazgo de Moisés.

Pero también la biblia nos habla de una esclavitud espiritual. Juan. 8,34 dice “De cierto, de cierto les digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado” Hay muchas formas en que el hombre puede ser esclavo del pecado. El hombre que siempre está mirando a las mujeres bellas puede estar coqueteando con un corazón lleno de lujuria. Si estamos constantemente preocupados por asuntos de dinero, el materialismo puede fácilmente comenzar a dominar nuestra vida, y si no estaremos satisfechos, a pesar de lo mucho que tengamos, nos convertimos en esclavos del materialismo.Podemos decir que cualquier cosa que gobierne nuestras vidas es nuestro amo y nosotros sus esclavos, pues el mismo Jesús nos lo afirmo. De nuevo, Juan 8,34 dice, “De cierto, de cierto les digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado”

Hoy día, el mundo está lleno de personas que se imaginan que son libres, pero en realidad, son esclavos de algún pecado en particular. Entonces ¿cómo podemos nosotros, o cualquier persona, escapar de la esclavitud? Solo mirando a Jesús, que es el único que nos puede dar la verdadera libertad, tanto física como espiritual y librarnos de la condenación eterna en el infierno. Otra vez, las palabras de Jesús en Juan. 8:36  Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres.

Oracion:

Señor Jesús, gracias por libertarme de la esclavitud del pecado. Mantenme firme en la libertad que me has dado y no permitas que yo regrese a la esclavitud del pecado. Amén.

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