
Meditación - 2020 febrero 23
Meditación - 2020 febrero 23
(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 24, Lucas 10:1–12)
EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO
Dios el SEÑOR tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.»
—Génesis 2:15–17
En octubre de 1884 el escritor Federico Engels publicó en alemán un libro titulado «El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado». Los comunistas lo consideraron tan importante como «El Manifiesto Comunista». Este libro sirvió para negar lo que la Biblia enseña a, y con ello, la necesidad de la salvación obrada por Cristo. ¿Qué enseña la Biblia al respecto?
Según la Biblia: «Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.”» (1:27-28). El designó al ser humano para que sea la autoridad sobre el planeta: La ley y el orden en la tierra serían regidos por Adán y Eva. Cuando la serpiente antigua mintió respecto a Dios, Adán y Eva tenían toda la autoridad para someterla, para sojuzgarla y refrenar el mal. Más tarde Dios dio la autorización de usar la espada contra la delincuencia. Ese es el origen del Estado (9:1-7 cf. Romanos 13:1-7). La familia fue instituida por Dios tras la creación de Eva (2:21-23).
Pero en el jardín de Dios, les estaba vedado el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios les prohibió comerlo. Nada malo tenía ese fruto. Solo que no les pertenecía. Era la propiedad privada de Dios, y como tal, solo él podía disponerlo. Ellos debían respetar eso. No lo hicieron y las consecuencias fueron devastadoras. Nadie era afectado con un fruto menos en el árbol. Pero la palabra de Dios fue afrentada. Pecado es transgredir la palabra de Dios. Adán y Eva se hicieron a sí mismos su propio dios al crear sus propias normas de conducta. También nosotros hemos procedido así. Cada vez que desobedecemos a Dios hacemos nuestras propias normas y nos hacemos dioses a nosotros mismos. Por eso merecemos toda la ira de Dios. Cristo no solo murió pagando nuestro pecado. Él sometió a la serpiente y obedeció perfectamente a Dios en lugar nuestro. En gratitud vamos a querer apreciar la familia y el estado y respetar lo que no es nuestro.
Oración:
Señor, confieso que también yo he querido actuar según mi propio código de conducta y así lo he hecho. Por los méritos de Jesucristo sé que cuento con tu misericordia y perdón. Te suplico me afirmes en la fe de modo que en gratitud quiera temerte, amarte y confiar en Ti sobre todas las cosas. Amén.
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