
Meditación - 2020 febrero 19
Meditación - 2020 febrero 19
(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 21:21–45, Lucas 9:37–43)
EL SEÑOR ES FIEL
Así fue como el SEÑOR les entregó a los israelitas todo el territorio que había prometido darles a sus antepasados; y el pueblo de Israel se estableció allí. El SEÑOR les dio descanso en todo el territorio, cumpliendo así la promesa hecha años atrás a sus antepasados. Ninguno de sus enemigos pudo hacer frente a los israelitas, pues el SEÑOR entregó en sus manos a cada uno de los que se les oponían. Y ni una sola de las buenas promesas del SEÑOR a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra.
—Josué 21:43–45
¿Hay alguien en nuestra vida a quien hayamos amado más que a los demás? Casi todos hemos amado a alguien más que a los demás. Para unos es un hijo o una hija, algún pariente consanguíneo. Para otros es una amistad de toda la vida. Pero todos amamos a ese ser porque su existencia da sentido a nuestra vida, nos hace bien. Pero no amamos a lo que nos daña. Sea una persona o no, si nos causa algún daño, en la mayoría de los casos, no será objeto de nuestro afecto. Por el contrario, sentiremos aversión o hasta indiferencia, pero no afecto. En el texto que hoy meditamos encontramos un registro que destaca la fidelidad de Dios. El Señor, a pesar que los israelitas se portaron muy mal contra él, cumple con todas las promesas que les hizo. ¿Por qué Dios lo hizo?
El nombre de Jehová [traducido SEÑOR, en muchas versiones] aparece en cada uno de esos tres versículos y dos veces en el versículo 44, colocando el énfasis en que el SEÑOR es la causa del éxito de Israel y la razón de la paz que disfrutan. A él le pertenece todo el mérito. Hacía tiempo que había hecho una promesa; permaneció fiel a la misma y cumplió su palabra tal cual la había dicho. Es la fidelidad de Dios y no otra cosa la que el Espíritu Santo quiere resaltar con esta enseñanza. Dios no es temperamental como nosotros los seres humanos que cambiamos nuestro parecer según las circunstancias y perspectivas del momento. Él es eterno y su voluntad es eterna. Sus promesas son tan firmes como si ya hubieran sido cumplidas (Números 23:19; 1 Juan 5:15). Muy contrario a nosotros que destacamos por no ser fieles. E incluso cuando ejercemos la fidelidad no podemos hacerlo perfectamente como Dios lo demanda (Mateo 5:48) y por eso merecemos toda la ira de Dios. Cristo es llamado el testigo fiel pues fue fiel en lugar nuestro. Fue a la cruz para pagar nuestra carencia de fidelidad y por sus méritos Dios nos ve, en Cristo, perfectamente fieles. En gratitud vamos a querer esperar su retorno viviendo fieles a él.
Oración:
Señor, confieso: que por mi razón y por mis fuerzas propias no soy capaz de creer en Jesucristo, mi señor, ni llegar a él y mucho menos ser perfectamente fiel a ti. Sino que es el Espíritu santo quien me ha llamado al evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y mantenido en la fe verdadera. En gratitud quiero adorar a Cristo y ser encontrado como un siervo fiel. Amén
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