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Meditación - 2020 febrero 02

Meditación - 2020 febrero 02

(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 9, Lucas 7:18–23)

LA COMUNIDAD DE LOS JUSTOS

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Alabaré al Señor con todo el corazón
en la asamblea, en compañía de los rectos.

—Salmo 111:1

El faraón Keops construyó la gran pirámide. Pero una gran multitud de obreros fue necesaria para lograrlo. El éxito de un gran proyecto necesita la labor de un gran equipo. Después de crear a Adán, el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» (Génesis 2:18). Adán ya no trabajaría solo, lo haría en equipo. Este primer equipo instituido por Dios mismo es la familia.

Después del diluvio, el Señor instituyó el Estado o Gobierno Civil. Lo hizo con el propósito de que este equipo esté a cargo de la «Ley y el Orden» (Romanos 13:1–6 cf. Génesis 9:5–6) Cuando Cristo vino, instituyó la iglesia con el propósito de llevar la salvación por todo el planeta. Iglesia no es el edificio sino las personas llamadas para reunirse como equipo. La iglesia es una comunidad, no de políticos, ni cívicos, ni activistas sociales. Es la comunidad de los pecadores arrepentidos y declarados justos por los méritos de Cristo y que, en gratitud, viven para él.

La palabra comunión da la idea de un vínculo común. Ese vínculo no es el deseo de estar unidos para mostrar tal unidad a los demás. Tampoco es el estar unidos para lograr alcanzar desafíos mayores o evitar esfuerzos dobles (dos grupos evangelizando una región, en lugar de uno). El vínculo es la misma enseñanza de Cristo, su doctrina. Este mismo vínculo es lo que distingue si alguien pertenece a la comunidad o no, tal como Pablo y Juan lo dicen: «Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo»; «Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras». (Romanos 16:17; 2 Juan 9). Cristo nos salvó pagando un alto precio, en gratitud vamos a querer tener comunión en base a la doctrina cristiana, y no en base a cualquier otra cosa (1 Juan 1:1–3)

Oración:

Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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