Meditación - 2021 enero 8

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 25, Hechos 23:28–35)

LECCIONES DE LAS AVES Y LOS LIRIOS

“Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? [...] ¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?”

Mateo 6, 25.28b-30

Todos los días experimentamos momentos de preocupación. Nuestro cuerpo necesita que le demos de comer y beber. Necesitamos dinero para comprar ropa y pagar los gastos de la casa. Necesitamos el trabajo de donde obtenemos ese dinero. Pero no siempre estas necesidades se satisfacen todos los días. Llegamos a pensar que tal vez Dios no se interesa por nosotros y que nos ha dejado a nuestra suerte. Pero nada puede estar más lejos de la realidad.

Dios en verdad se interesa por nuestro bienestar espiritual y corporal. Eso nos lo demuestra poniendo de ejemplo a dos de sus creaciones: las aves y los lirios. Las aves son animalitos que parecen tan inofensivos e insignificantes. Pero Dios se preocupa por ellas y les da alimento aunque no trabajen en campos y almacenen en enormes graneros. Los lirios eran una hierba que se dejaba secar para ser usada como combustible en el fuego. Pero aún así, esta hierba que era utilizada para encender los hornos, Dios la dotaba de una belleza tan grande que ni siquiera Salomón, uno de los reyes más ricos que tuvo Israel, con toda su riqueza, pudo vestirse de trajes tan majestuosos que pudieran competir con la hermosura de los lirios del campo.

Ahora bien, si Dios se preocupa por las aves y la hierba que es arrojada al horno, ¿acaso no se preocupará por nosotros? El Señor siempre nos provee de nuestras necesidades físicas y espirituales. Nos da el alimento que necesitamos y, sobre todo, nos da la bendición de ser sus hijos al darnos la fe en Jesús para así salvarnos y hacer que vivamos con Él en el Cielo.

Oración:

Padre, quita toda preocupación de mi corazón y dame una fe más fuerte que siempre aprecie todo lo que has hecho por mí. Amén.

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