Meditación - 2021 enero 7

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 24, Hechos 23:23–27)

NO SE PREOCUPE

“¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”

Mateo 6, 27

La preocupación es un sentimiento que ha llegado a ser muy cotidiano en nuestras vidas. Parece a primera vista que sobran razones para estarlo. No nos sentimos seguros si comeremos mañana, si tendremos de vestir, si nuestro trabajo irá prosperando. El temor de que los hijos vayan por mal camino o les acontezca algo en algunas de sus actividades. Si los padres mejorarán de salud o tendrán para los gastos de la semana. El año está comenzando y las nuevas preocupaciones también. Nos llegamos a sentir impotentes o con incertidumbre ante lo que acontecerá en los días que están por venir.

Pero, ¿sabía usted que la preocupación es un pecado? Claro que hay pendientes que no deben descuidarse, sino prestarles su debida atención. Pero si nos preocupamos de manera excesiva, estamos denotando que no confiamos en Dios de todo corazón. Que nuestra confianza está en los poderes humanos y terrenos y no en el Dios de Gloria. No confiar en que Dios actuará en nuestras vidas de la mejor manera de acuerdo a su sabiduría es pecar contra Él, no depositando toda nuestra fe en quién nos ha creado.

Por el pecado de la preocupación usted merece el castigo eterno del infierno. Pero gracias sean dadas a Dios que ese castigo que usted merece lo ha sufrido el Señor Jesús en su lugar. Ahora no tiene que temer al castigo de Dios, sino gozarse en el amor de Cristo que ha padecido el castigo que usted merecía.

Dele gracias a Dios por su amor mostrando una fe completamente segura en el Señor. Deje de preocuparse y deposite su confianza en el Rey de reyes.

Oración:

Padre Santo te pido perdón porque muchas veces me he entregado a la preocupación y no he confiado en ti. Aumenta mi fe para que siempre deposite toda mi confianza en tu amor. Amén.

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