Meditación - 2021 enero 27

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 40:6–24, Hechos 28:1–10)

PERDONE COMO SU PADRE LE PERDONA

“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.”

Marcos 11, 25

"Que lo perdone Dios, porque yo no". Ésta es una frase muy común en muchas partes del mundo. En algún momento tenemos un desacuerdo con alguien que no termina en un buen final. Entonces nuestro corazón va llenándose de odio y rencor hacia aquella persona. Nos enemistamos tanto que incluso llegamos a olvidar el concepto de perdón. No queremos saber más de aquella persona. En algunos momentos incluso llegamos a desearle algún mal. Simplemente nos enojamos contra alguien de quien ya no deseamos ni verlo.

Este no es el actuar de un cristiano. Esta actitud va envenenando el corazón con el peor odio, amargura, rencor, envidia y otras cosas tan terribles.

Esto nos debe hacer recordar algo: Nosotros también fuimos enemigos de Dios. No queríamos saber nada de Él y solo queríamos sumergirnos en nosotros mismos, aún así, Dios mostró el amor perfecto que, al ser aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Nuestra condición y deuda ante Dios es mucho peor que la que tenemos para con nuestro prójimo. Ante Dios tenemos una deuda incalculable, pues uno sólo de nuestros pecados nos hace merecer el infierno. La separación total de la fuente de nuestra felicidad. Pero, si, aún así, Dios nos tuvo misericordia, ¿por qué no mostramos esa misma misericordia para con nuestro hermano enemistado? No hay punto de comparación entre nuestra situación ante Dios y la de nuestro prójimo ante nosotros. Dios es justicia perfecta, nosotros no. Nuestra deuda ante Dios es enorme. La de nuestro prójimo ante nosotros no es nada.

Miremos el amor, la misericordia y bondad de Dios y tomémoslos como ejemplo al momento de tener una enemistad contra nuestro hermano.

Oración:

Padre Santo, perdóname por el orgullo y el egoísmo que muchas veces adopto para con mi prójimo. Que tú seas mi ejemplo para que perdone y ame a mi semejante así como tú me amaste a mí aunque no lo merecía. Amén.

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