Meditación - 2020 enero 26

(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 3; Lucas 6:17–19)

EL PODER QUE SANABA A TODOS

Luego bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había allí una gran multitud de sus discípulos y mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón, que habían llegado para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Los que eran atormentados por espíritus malignos quedaban liberados; así que toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos.

—Lucas 6:17–19

De acuerdo a lo registrado en la Biblia, Jesús fue artesano carpintero, predicador, profeta, sanador, obrador de milagros y mayormente, maestro. La enseñanza de la palabra de Dios fue su principal actividad. Sin embargo su principal misión fue la salvación de la condenación eterna por el pecado. Su propio nombre, Jesús, significa «el SEÑOR salva» ¿Por qué, entonces, los evangelios abundan en milagros y sanidades?

Muchas personas, en la actualidad han llegado a la conclusión de que la misión de la iglesia debe estar enfocada en buscar que los milagros abunden en las reuniones de las iglesias. Inclusive, se ha llegado a afirmar que el crecimiento de las iglesias avanza gracias al moderno enfoque en los milagros. ¿Cuál es el resultado de este renovado interés en lo milagroso?

La Biblia dice que de Jesús salía un poder que sanaba a todos. Incluso a los incrédulos que ignoraban quien era él (Juan 5:13) Ese poder evidencia que él no era un ser humano más, Cristo hizo milagros, sanidades y expulsó demonios porque él era Dios. Esos milagros mostraban a la gente que Cristo no era cualquier fanático más. Cuando envió a sus seguidores a compartir sus enseñanzas también les dio el poder de obrar milagros que señalen que Cristo realmente los había enviado. Sin embargo, poco antes de su pasión profetizó que los milagros caracterizarían la obra de Satanás y del anticristo (Mateo 24:24; 2 Tesalonicenses 2:9) ¿Significa eso que Dios ya no obra milagros? No, lo que ´si significa es que los milagros actuales no necesariamente vienen de Dios. Pero que sí pueden engañarnos para desviarnos de la fe salvadora. Si un milagro es obrado con doctrina falsa, tal milagro es engañador, y por tanto no proviene de Dios. La falsa doctrina busca que creamos que podemos merecer la salvación. Dios nos guarde.

Oración:

Señor, confieso que no he usado tu nombre según tu voluntad. Gracias te doy porque por los méritos de tu Hijo he sido perdonado. Concédeme que por el poder de tu evangelio le tema y ame de modo que no use su nombre para maldecir, jurar, hechizar, mentir o engañar, sino que lo use para adorarte, alabarte, darte gracias y para compartir el evangelio. Amén.

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