
Meditación - 2020 enero 25
Meditación - 2020 enero 25
(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 2; Lucas 6:6–16)
UN MANDATO EVANGÉLICO
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
—Mateo 4:17
Si usted hubiera partido a la eternidad y estuviera ya en presencia de Cristo, y él le preguntaría «¿Por qué debo dejarte entrar a mi cielo?» ¿Qué le respondería?
He planteado muchas veces esta pregunta y la mayor de las veces la respuesta que escuche decir fue: «Porque me he arrepentido». Otros añaden: «Porque he decido seguir a Cristo y no he vuelto atrás» o «He recibido a Cristo y le he servido fielmente». La Biblia es clara: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.» (Efesios 2:8–9) La versión Reina Valera vierte el versículo 9, la última parte de este texto así: «no por obras, para que nadie se gloríe». Confiar en que podemos entrar al cielo por haber sido fiel es confiar en lo que hemos hecho. También apoyarnos en haber recibido a Cristo o en haber decidido seguirle, aunque no nos parezca, no es otra cosa que apoyarnos en algo que nosotros hicimos y que pretendemos sea la base para tener el derecho a la vida eterna. Cada respuesta que contiene implícita o explícitamente la alusión a nuestro yo nos da la gloria.
La Biblia dice: «no por obras» y deja claro «para que nadie se gloríe». Cualquier cosa que hayamos hecho y que pretendamos que puede añadirse para nuestra salvación quita la gloria a Dios y nos da la gloria a nosotros. La única razón válida que nos permite entrar al cielo es lo que Cristo hizo para salvarnos. Sólo sus méritos son aceptados por Dios como suficientes para abrirnos las puertas eternas. ¿Por qué, entonces, Cristo exigió: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»? Puesto que persistentemente la Biblia atribuye solo a Cristo la Salvación del hombre es claro que el mandato de arrepentirse no es una exigencia o requisito de salvación, sino una palabra creadora (Santiago 1:18). El evangelio es la palabra poderosa que Dios, el Espíritu Santo, usa para crear fe. Dios, el Espíritu Santo, usa también las amenazas de su ley para mostrarnos la consecuencia fatal de nuestro pecado y convencernos de la necesidad del salvador (Juan 16:8) En gratitud vamos a querer confiar solo en los meritos de Cristo para salvación y no en nada que hayamos hecho.
Oración:
Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.
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