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Meditación - 2020 enero 20

Meditación - 2020 enero 20

(Lectura de la Biblia en tres años: Deuteronomio 31:30–32:20, Lucas 5:12–16

LA EPIFANÍA GLORIOSA DEL SALVADOR

La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a toda la humanidad, y nos enseña que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.

—Tito 2:11–15, RV1995

¿Sabe usted qué se celebra el cada 6 de enero? Es posible que muchos respondan que el día de Reyes. Desde hace algún tiempo atrás el énfasis común en tal fecha está puesto en los reyes magos y, en ciertas regiones, en regalos los que, supuestamente, traen para los niños.

La costumbre de relacionar el seis de enero con los reyes magos (sabios del oriente) ha oscurecido la razón de la celebración. Desde hace muchos siglos atrás los cristianos han apartado el seis de enero para celebrar la Epifanía de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra palabra epifanía es la transliteración en letras latinas del término griego «epifáneia», que significa «manifestación». En Epifanía los creyentes celebramos la manifestación del Señor. Él se manifestó en la carne cuando nació en Belén. Fueron testigos de ello los pastores de Belén y, más tarde, los magos del oriente que fueron guiados por la estrella. Cuando comenzó su ministerio, Cristo fue manifestado como el Cordero de Dios el día que fue bautizado por Juan, cuando el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal como una paloma y el Padre dio testimonio diciendo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él.» (Mateo 3:17). El apóstol Pablo usó la palabra epifanía para referirse a la primera venida del Señor cuando escribió: «Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición [epifanía] de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.» Pero en el texto de la meditación de hoy, Pablo usa epifanía (traducida, manifestación) en referencia a su segunda venida. La primera epifanía del Señor fue para redimirnos. En la segunda vendrá en gloria como juez del juicio final. Gracias a los méritos de la redención nosotros vamos al cielo.

Oración:

Oh Dios, que nos alegras con la buena noticia del nacimiento de Jesucristo quien vino para ser nuestro salvador: Concédenos que nosotros, que lo recibimos gozosos como Salvador, también lo recibamos confiados cuando venga en su epifanía gloriosa para juzgarnos. Lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

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