Meditación - 2021 enero 2

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 20, Hechos 22:6–16)

EL SEÑOR ESTÁ DE PARTE NUESTRA

“La tierra que recorrimos y exploramos es increíblemente buena. Si el Señor se agrada de nosotros, nos hará entrar en ella. ¡Nos va a dar una tierra donde abundan la leche y la miel! Así que no se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de parte nuestra. Así que, ¡no les tengan miedo!”

Números 14, 7b- 9

¿Alguna vez ha sentido temor ante alguna situación la cual debe afrontar? Yo creo que todos lo hemos experimentado. Un nuevo año está comenzando, y con ello nuevos días seguramente llenos de incertidumbres y retos. Nadie sabe lo que sucederá el día de mañana, pueden ser momentos de alegría y gozo, pero también de tristeza y dolor. Es entonces que dos actitudes pueden surgir en nosotros: temor o esperanza.

Dios había guiado a todo su pueblo, Israel, por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. Antes de hacer que Israel entrara, encargó a Moisés enviar a doce espías para reconocer la tierra. Cuando volvieron llenaron de desesperanza al pueblo ¡Oh sí, había dulces y deliciosos frutos! ¡Pastos y árboles de un verde tan brillante! ¡Pero la habita gente fuerte y experimentada en guerra! ¡No es posible entrar en ella! Y así fue que Israel se desanimó e incluso murmuró contra el Señor y contra su siervo Moisés. Pero en ese momento, dos de los espías, Josué y Caleb, trataron de animar al pueblo. Les recordaron las promesas que Dios el Señor les había hecho: ¡No tengan miedo! ¡El Señor les ha prometido estar con ustedes! El pueblo de Israel había olvidado todo lo que el Señor había hecho por ellos. Habían olvidado que fue Él quien les dio comida, bebida y protección en su caminar por el desierto. Nosotros muchas veces también olvidamos las promesas de Dios y merecemos su justo castigo por ello. Pero gracias a Cristo, que fue castigado en lugar nuestro por haber olvidado y dudado de la fidelidad de Dios. En agradecimiento por el sacrificio de Cristo, gocémonos y recordemos con corazones confiados las promesas de Dios. ¡Él está a nuestro lado! Y Él actúa conforme a su voluntad proveyéndonos de lo que necesitemos en nuestra vida. Solo la fe puede darnos la seguridad de la compañía de Dios.

Oración:

¡Oh Señor Jesucristo! ¡Cuán fácil las tribulaciones de este mundo me pueden hacer olvidar que tú estás al lado mío! Te suplico me perdones y aumentes mi fe recordandome que tú estás conmigo.

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