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Meditación - 2020 enero 19

Meditación - 2020 enero 19

(Lectura de la Biblia en tres años: Deuteronomio 31:24–29, Lucas 5:1–11)

EL MILAGRO DE LA PESCA ABUNDANTE

Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:
—¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!
Es que él y todos sus compañeros estaban asombrados ante la pesca que habían hecho, como también lo estaban Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.
—No temas; desde ahora serás pescador de hombres —le dijo Jesús a Simón.

—Lucas 5:8–10

Hace muchos años, cierto día que rebosante de optimismo recorría las calles de mi ciudad me encontré con una de mis hermanas menores. Ella estaba conversando con un señor de mediana edad y al verme me lo presentó. Más tarde le pregunté quién era esa persona. Quedé admirado pues se trataba de uno de los personajes más ricos y notables del país. No pude imaginar que se trataría de tal persona pues este señor estaba vestido como un transeúnte común y corriente. Entonces entendí el dicho: «No juzgues el libro por su cubierta»

Jesucristo tenía una apariencia de lo más normal. Nadie sospechaba que él podía ser Dios hecho carne. Puesto que enseñaba la palabra de Dios, mucha gente le llamaba maestro. Muy pocos le llamaron rabí. Otros preferían pensar que era un engañador. Para el tiempo del texto de la meditación de hoy sus discípulos ya habían tratado bastante con Jesús y lo llamaban maestro. Incluso ya había pasado algún tiempo desde que Jesús sanó la fiebre de la suegra de Pedro. En ese preciso día Jesús tomó prestado una barca que le sirva de plataforma desde la cual predicó a la multitud. Cuando terminó, quiso bendecir a Pedro y a sus socios con el milagro de la gran pesca. Estos pescadores eran expertos en su oficio, y la pesca no había sido buena. Sin embargo, ante las palabras de Cristo, Pedro se animó a lanzar la red. La pesca fue muy abúndate. Tanto que Pedro, lleno de temor, confesó que era pecador y le pidió a Cristo que se aparte de él. El Señor le animó y le dijo que Pedro sería pescador de hombres. La profecía de Cristo sobre Pedro se cumplió en Pentecostés cuando en una sola prédica se convirtieron 3000 personas.

Oración:

Señor, confieso: que por mi razón y por mis fuerzas propias no soy capaz de creer en Jesucristo, mi señor, ni llegar a él. Sino que es el Espíritu santo quien me ha llamado al evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y mantenido en la fe verdadera. En gratitud quiero adorar a Cristo. Amén

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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