Meditación - 2021 enero 17

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 33, Hechos 26:1–3)

¡DIOS NOS HA DADO ESPERANZA!

“¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva”

1 Pedro 1, 3

¿Alguna vez alguien le ha dado una promesa que, después de mucho tiempo desde que se le hizo, no se ha cumplido? Puede ser que hasta la persona que se la hizo se haya olvidado de tal promesa, entonces la esperanza que había en esa promesa es muerta. Pero eso no es raro, de acuerdo a la Sagrada Escritura pues el corazón del hombre está oscurecido por el pecado. Es engañoso y siempre ve por lo suyo sin importarle lo demás, incluyendo a su prójimo. Toda promesa que esté fundada en la mera fuerza humana siempre terminará en el olvido o en un cumplimiento imperfecto. Tales promesas son promesas que hacen que la esperanza depositada en ellas muera. No tienen un fundamento sólido y tarde o temprano caen.

Solo Dios el Señor puede hacer promesas que en verdad se cumplen. Él envío a Cristo a la tierra para vivir de acuerdo a su ley perfecta, morir por nuestros pecados en el madero y, finalmente y más importante, resucitar al tercer día. La tumba vacía donde había sido puesto el cuerpo de Jesús era testimonio vivo de que en verdad Jesucristo había resucitado.

Dios cumplió perfectamente su promesa y la tumba vacía es prueba de ello. Ahora, nos ha hecho una promesa, y esa promesa da una esperanza viva. Podemos descansar en la seguridad de que Dios, a su debido momento, cumplirá lo que ha prometido. Esa esperanza nos acompañará todos los días de nuestra vida hasta que vea su cumplimiento en el regreso de Jesucristo.

Mientras ese día llega, vivamos en esta tierra preparándonos para recibir al Señor en las nubes. Ahora tenemos una motivación para vivir de una manera que sea agradable a Dios y sea de bendición para nuestro prójimo, a quien también podemos compartir nuestra fe para que igualmente llegue a tener una esperanza viva.

Oración:

Gracias, Dios mío, por darme una esperanza viva. Dame el valor y la motivación para compartir esta esperanza viva a quienes aún no te conocen. Amén.

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