Meditación - 2020 diciembre 12

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 1, Hechos 17:27–34)

¡Sé tú un mediador de paz!

»Y tú, hijito mío, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle el camino. 77 Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados

Lucas 1:76-77.

Durante esta semana hemos visto cómo Cristo ha sido lo que Isaías le tituló: Príncipe de Paz. Hemos hablado de cómo Jesús trajo paz a nuestro mundo caótico y hostil; nos dio paz con Dios y paz con los demás a través de él. Cuando regrese, experimentaremos su paz como nunca antes.

¡Qué mediador de paz es nuestro Príncipe! Aquí está nuestro asombro final de este tema de la paz: Jesús nos ha hecho lo que Él es: mediadores, príncipes y princesas de la paz. Eso es lo que El Señor hizo con el hijo pequeño de Zacarías, (Juan) y su padre lo reconoció y se alegró. Zacarías cantó acerca de su bebé, "tú, hijito mío ... irás delante del Señor (en medio del Señor y el pueblo) para prepararle el camino". Con su Palabra y el sacramento del bautismo, el Señor le dio a Juan la bendición de ser un mediador de la paz, un instrumento para unir a las personas con su Salvador y reconciliarlas con Dios. Con su Palabra y los dones del bautismo y la Cena del Señor, ¡Dios nos ha hecho mediadores de la paz!

Todo sería tan maravilloso excepto por esto: a diferencia de Zacarías, no siempre reconocemos y apreciamos el papel fundamental que Dios nos ha dado: instrumentos y mensajeros de paz. No apreciamos ese papel, por ejemplo, cuando nosotros somos los que gritan o discuten fuerte.

Afortunadamente, la paz que nuestro Príncipe nos dio al venir no depende de nuestra excelencia para apreciarla e imitarla! Todo depende de lo que Zacarías continuó cantando: la tierna misericordia de nuestro Dios. En su tierna misericordia, el Rey envió a su Hijo, el Príncipe, para que fuera nuestro Profeta, Sacerdote y Rey. Jesús es nuestra paz perfecta. La tierna misericordia de Dios lo movió a darnos padres, pastores, maestros como mediadores de paz, gente que nos proclamó el evangelio de Cristo. Mediante esa mediación el Hijo de Dios brilló en nosotros que vivíamos en la oscuridad y en la sombra de la muerte.

Lleno ahora de su paz, ve ante el Señor y sé tú un mediador de paz dando a las personas el conocimiento de la salvación a través del mensaje de arrepentimiento y el perdón de los pecados y conduciendo y guiando a las personas hacia la senda de paz.

Oración:

Príncipe de Paz, en tu tierna misericordia y valiente amor brincaste en el medio entre Dios y nosotros y mediaste nuestra paz. A través de tu palabra y Espíritu bendícenos con ser lo que eres: trabajadores de paz e hijos de Dios. Amén.

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