Meditación - 2020 diciembre 05

(Lectura de la Biblia en tres años: Ester 2, Hechos 16:11–18)

¡Esperando con paciencia en el silencio!

5 »Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible. 6 Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total».

Malaquías 4:5-6

Lo hacemos porque tenemos que. Es parte de la vida. Pero, a nadie le gusta hacerlo, ¡esperar!

Comenzamos la semana con la promesa de un Salvador. Podemos ver como Adán y Eva anhelaban que Dios cumpliera su promesa pronto. Pero el mundo tuvo que esperar muchos siglos.

Todo el tiempo El Señor guardó a su pueblo mientras esperaban por medio de su promesa: “¡La luz del mundo vendrá! ¡No pierdas la fe!” Dios incluso cerró el Antiguo Testamento con una promesa final a través de Malaquías, la que acabamos de escuchar, "Estoy por enviarles al profeta Elías". En el Nuevo Testamento, Jesús revela que Juan el Bautista era el "Elías" del que habla Malaquías.

Pero la promesa de Malaquías nos muestra algo más. ¡Los creyentes del Antiguo Testamento todavía tenían que esperar! Y esta vez tuvieron que esperar en silencio. Desde el momento en que Dios habló esta promesa en Malaquías hasta que llegara Juan el Bautista y Cristo, pasarían cuatrocientos años sin una sola promesa de Dios.

Cuando piensas en esta espera puedes simpatizar con los creyentes del Antiguo Testamento, ¿no es así? Puedes entender su inquietud, su temor, las dudas que a veces tenían ¿no? ¡Claro que sí! Como yo, tú has sentido la inquietud, el miedo y la duda mientras esperamos en Dios. "Señor, ¿hasta cuándo?"

Mientras esperamos en silencio a que Dios nos conteste una oración, Él parece estar ausente o distante. En realidad, es todo lo contrario. Él siempre está trabajando por nuestra salvación. Un predicador famoso dijo: "Dios siempre está haciendo 10,000 cosas en tu vida, y puedes estar consciente de tres de ellas". ¡Cierto! Durante los 400 años entre Malaquías y Mateo, Dios trabajó a través de las culturas griega y romana para construir caminos, traducir las Escrituras y encender en el corazón de su pueblo un anhelo por la aparición del Mesías. Luego, cuando se cumplió el tiempo, ¡Dios terminó la espera! Cumplió su promesa tan esperada al mundo agobiado. ¡Nuestro Salvador nació! ¡Has sido redimido!

Mientras esperamos que se termine la pandemia, que un problema se resuelva y finalmente que Jesús regrese y nos libere del pecado y la muerte, sé fuerte, anímate y espera en el Señor. Espera con paciencia y esperanza. Él esta contigo. Él está preparando tu camino. ¡Él sabe cuándo decir ya!

Oración:

Querido Jesús, mientras te esperamos danos confianza que siempre estás con nosotros, siempre obras por nosotros, y veremos tu bondad en la tierra de los vivientes. Amén.

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