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Meditación - 2020 agosto 19

Meditación - 2020 agosto 19

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Crónicas 2:37–55, Juan 15:1–7)

EL PUEBLO DE ISRAEL Y EL DOLOR DEL APÓSTOL PABLO

Me invade una gran tristeza y me embarga un continuo dolor. Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los de mi propia raza,

—Romanos 9:2–3

¿Es más fácil soportar nuestro propio sufrimiento o el saber que nuestros seres queridos están sufriendo? Nos duele más el dolor de nuestros seres queridos que nuestro propio dolor. Preferiríamos sufrir nosotros para que ellos no sufran. Este es el dolor que Pablo sentía por el pueblo de Israel ¿Cómo así?

El apóstol Pablo no fue uno de los doce apóstoles que Jesucristo envió para predicar a la gente de Israel (Mateo 10:5,6) pues Dios lo llamó para ser «apóstol a los gentiles» (Hechos 22:21; Efesios 3:8) No obstante, para Pablo predicar el evangelio a los judíos era la prioridad. Por eso, siempre que había oportunidad, él les predicaba primero a los del pueblo de Israel pues quería que ellos también fueran salvos (Hechos 13:46; Romanos 1:16). De sus experiencias al predicar a su propio pueblo Pablo pudo observar que ellos resistían el mensaje al igual que lo habían venido haciendo sus antepasados desde los tiempos de Moisés. Y, así como sus antepasados rebeldes fueron excluidos del Israel celestial ellos también lo serían. Por esto, al igual que Moisés, Pablo estaba dispuesto a caer bajo el castigo de Dios si con ello su pueblo se salvaría. Lastimosamente la vida de Pablo no era suficiente. Solo la vida del Hijo de Dios puede salvar al ser humano sea judío o no. Hasta la fecha, todavía muchos judíos rechazan la salvación obrada por Cristo y también rechazan a Cristo sin darse cuenta de cuáles son las terribles consecuencias. Del mismo modo, hoy muchos cristianos imaginan que los judíos pueden ser salvos sin Cristo. Por esto Pablo, citando al profeta Isaías, deja claro que «Aunque los israelitas sean tantos como los granos de arena en la playa, sólo unos cuantos serán salvados» (Ro. 9:27 TLA). Además, aclara: «Lo exterior no hace a nadie judío, ni consiste la circuncisión en una señal en el cuerpo. El verdadero judío lo es interiormente; y la circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento escrito. […] Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son Israel» (Romanos 2:28-29; 9:6). Así Pablo muestra que el pueblo de Israel necesita ser convertido a Cristo para ser salvo. Por esto dice: «Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos.» (Ro. 10:1). Nosotros queremos lo mismo.

Oracion:

Misericordioso Señor, oramos por el pueblo de Israel suplicándote que, reconociendo ellos a Jesucristo, que es la Luz y la Verdad, sean rescatados de las tinieblas por el poder de tu palabra. Envíales predicadores que con la dureza de la ley les muestren su triste condición y cuando reconozcan que solo merecen el fuego eterno les anuncien lo que Cristo hizo por ellos. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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