
Meditación - 2020 agosto 10
Meditación - 2020 agosto 10
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Reyes 23:4–20, Juan 13:1–5)
EL MANJAR DE LOS MANJARES
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos.
—Isaías 51:2
Dios nos ha creado equipados con cinco sentidos que funcionan maravillosamente. Por ejemplo, al acercarnos a los alimentos, tanto el color percibido por el sentido de la vista como el olor que nuestro olfato distingue, o el sabor que nuestro sentido del gusto paladea nos indican si tal o cual alimento es saludable o dañino. Sin embargo, por diversas circunstancias nuestros sentidos pueden ser entrenados para ignorar las advertencias de peligro, de modo que adquirimos gusto por sustancias no saludables que luego es difícil corregir. Algo similar sucede con nuestro gusto por el alimento espiritual. ¿Cómo así?
El alimento insano es la levadura de los fariseos de la cual habló Jesús en Mateo 16:11,12 y Lucas 12:1. El Señor nos dice que esa levadura es la doctrina o enseñanza de los fariseos, la cual enseña que nuestras buenas obras agradan a Dios. Esa doctrina anima a las personas a actuar con buena conducta a fin de agradar a Dios y así llegar al cielo. En esa doctrina el mérito es del ser humano: «Yo ayuné, yo oré, yo hice el bien, soy mejor que el pecador» (Lucas 18:11–14). Esa clase de alimento solo hincha el orgullo pecaminoso del ser humano. Por el contrario, el alimento sano enseña que todos nacemos pecadores y solo merecemos el castigo eterno; pero que Cristo vino para hacer, en lugar nuestro, todo lo necesario para que seamos salvados gratuitamente ya que nuestras buenas obras son un trapo inmundo delante de Dios. Esa buena noticia produce tal amor y gratitud en el pecador arrepentido que gustosamente quiere obrar el bien, no para ganar el cielo, sino porque le nace del corazón ¿Con cuál de estos dos alimentos queremos ser nutridos en gratitud al amor de Cristo? Puesto que Cristo dio su vida por nosotros, en gratitud vamos a querer el alimento bíblico.
Oracion:
Señor, hay mucho que quiero conocer. Pero lo más importante ya me fue revelado gracias a tu amor y misericordia: Que somos salvos únicamente por los méritos de tu Hijo y no por los nuestros. Concédeme, Señor, el querer mantener mi mirada en ti y en tu obra redentora, de manera que la gratitud me mueva a compartir el evangelio con los que no te conocen. Amén.
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