
Meditación - 2020 agosto 05
Meditación - 2020 agosto 05
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Reyes 19:1–15, Juan 12:9–19)
TODO NOS SUCEDE PARA BIEN
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
—Romanos 8:28
¿Será verdad que todo lo malo que nos sucede, Dios hace que nos resulte para nuestro bien?
Hay momentos en que todo parece estar gris y que no hay ninguna salida al dolor. Pero, aunque todo parezca deprimente, la palabra de Dios afirma que todo redundará en nuestro bien ¿Cómo podemos estar seguros de que así será?
En la afirmación hay una condicionante: ser parte de los que aman a Dios. Creer que amamos a Dios no es suficiente, pues todo lo que Dios exige para tener validez delante de Él debe ser perfecto. Nadie ama a Dios perfectamente como él lo exige, pues «No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque.» (Eclesiastés 7:20; cf. Romanos 3:10-12) Puesto que no hemos amado a Dios perfectamente como él lo exige. Por tanto, no merecemos que todo redunde en nuestro bien. Por el contrario, merecemos padecer toda la ira eterna de Dios en el infierno. Pero Pablo no termina ahí. Más adelante explica quiénes son los que se benefician de esta promesa: «los que han sido llamados de acuerdo con su propósito». Sí, Dios nos llama mediante el evangelio y los medios de gracia a ser parte de su pueblo escogido, a los llamados, el evangelio gratuitamente los justifica por los méritos de Cristo y finalmente los glorifica. Esta glorificación es gradual: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.» (2 Corintios 3:18 RV1960). Cuanto más expuestos somos al evangelio o más gloria tendremos, o más nos endurecemos contra Dios. El Señor no quiere que estemos endurecidos y por eso permite que nos sucedan cosas que colaboren a quitarnos esa dureza que resiste a su palabra: «Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.» (Deuteronomio 8:3) Puesto que todo cuanto Dios permite en nuestra vida es por nuestro bien y porque Cristo ganó nuestro perdón, en gratitud vamos a querer apreciar y dar gracias a Dios por todo (1 Tesalonicenses 5:18)
Oracion:
Misericordioso Dios: Te loamos por todas las bondades y conmiseraciones que Tú has manifestado hacia nosotros. Acepta, te suplicamos, nuestro tributo de adoración, alabanza y acción de gracias. Danos tal comprensión de todas tus misericordias, que nuestros corazones sientan verdadera gratitud hacia Ti, y que glorifiquemos tu santo nombre no solamente con nuestros labios sino también con nuestras vidas consagradas a amarte a ti y al prójimo. Amén.
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