Meditación - 2020 abril 23

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 23, Lucas 20:32–40)

POR MEDIO DE CRISTO CREEMOS EN DIOS

Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.

—1 Pedro 1:20–21

¿Cuál es el papel del libre albedrío en nuestra salvación? Según la Biblia, ninguno ¿Cómo así?

Muchos hemos pensado que somos salvos porque un día buscamos a Dios y lo encontramos. Pero la Biblia dice que no hay quien busque a Dios (Romanos 3:11). También tenemos la opinión de que hemos decidido seguir a Cristo y por eso somos salvos. Pero Jesús nos dice: «Ustedes no me eligieron a mí. Más bien, yo los elegí a ustedes» (Juan 15:16). El ser humano es pecador desde el vientre de su madre (Salmo 51:5) y nada puede hacer para salvarse pues está muerto en sus delitos y pecados (Efesios 2:1-3) Ni siquiera podemos, por nosotros mismos, admitir que somos pecadores que merecemos padecer toda la ira de Dios.

Es el Espíritu Santo quien convence al pecador de su pecado y que está bajo juicio (Juan 16:8) Lo hace cuando el pecador escucha la ley moral. Si el pecador queda aterrorizado al saber que lo único que él merece es el castigo eterno, entonces ya está listo para escuchar el evangelio. El Espíritu Santo con el poder del evangelio crea la fe en el corazón del hombre. Todo el mérito de nuestra salvación lo tienen Cristo y el Espíritu Santo. Cristo obedeció perfectamente la ley moral en lugar de nosotros (Romanos 5:19) y en la cruz sufrió el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer servirle dónde sea necesario. Amén

Oración:

Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.

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