
Meditación - 2020 abril 10
Meditación - 2020 abril 10
(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 14:24–52, Lucas 18:31–34)
NO SEAMOS OIDORES OLVIDADIZOS DE LA PALABRA
No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
—Santiago 1:22
La enseñanza central de la iglesia es la justificación por la fe. Eso significa que el ser humano no puede lograr ser perdonado del pecado y salvado de la condenación eterna por sus propias buenas obras. La Escritura es bastante clara al respecto cuando afirma: «Somos justificados [declarados justos] por la fe, y no por las obras que la ley exige.» (Romanos 3:28). ¿Significa eso que las buenas obras no tienen ningún lugar en la vida cristiana?
Para el ser humano es imposible agradar a Dios haciendo buenas obras. Nuestras obras, por muy buenas que sean, delante de Dios son como un trapo de inmundicia (Isaías 64:6). Por tanto, las buenas obras no sirven para agradar a Dios ni para alcanzar la salvación. No podemos hacer buenas obras perfectamente como Dios las exige (Romanos 8:7,8; Mateo 5:48). Dios ha dado testimonio de que las buenas obras que sí le han agradado son las que hizo su Hijo Jesucristo (Mateo 3:17; 17:5; Marcos 9:7; 1 Juan 5:9; Isaías 42:1). En su gracia esos méritos nos son atribuidos mientras que nuestro pecado le fue atribuido a Cristo (Romanos 5:10,18). De esta manera Dios queda complacido con nosotros, solo por los méritos de Cristo. Por tanto, gracias a la obediencia de Jesucristo no tenemos que hacer buenas obras para estar bien con Dios. Saber esta impresionante verdad produce fe y gratitud en el corazón del creyente de tal manera que quiere hacer el bien, no para ganar el favor de Dios, sino en expresión de la gratitud que siente de saber que Dios le amó tanto: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (Efesios 2:8-10)
Las buenas obras no salvan, ni ayudan a la salvación. Solo la obra de Cristo salva. Pero un verdadero creyente querrá hacer buenas obras por gratitud a Cristo. No estará interesado en ser solo oidor, sino que estará más interesado en ser un hacedor de la Palabra pues su corazón rebosa de gratitud al Señor.
Oración:
Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. Oh mi Dios, aumenta en mí la fe, la santidad y la obediencia, para que cada día me haga más piadoso, más devoto, más temeroso de Dios, y más conformado a la imagen de mi Salvador. Guárdame en esta fe agradecida para que viva como un cristiano verdadero y piadoso y como un cristiano verdadero y devoto muera en paz en el tiempo designado. Amén.
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