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Meditación - 2019 septiembre 22

Meditación - 2019 septiembre 22

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 14:26–57, Marcos 1:9–11)

TAN VALIOSO COMO LAS JOYAS

No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará.
Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.

—Proverbios 9:8,9

¿Le gustaría recibir como obsequio algo tan valioso como las joyas? La Biblia habla de un regalo así de valioso pero que no todos lo aprecian. ¿Qué es?

«Las palabras dichas a tiempo son como manzanas de oro con adornos de plata. Para quien sabe apreciarla, una sabia reprensión vale tanto como una joya de oro muy fino.» (Proverbios 25:11,12). Sí la reprensión sabia es tan valiosa como una joya de oro fino. Pero no siempre es apreciada en su justo valor. Nuestro viejo Adán aprecia el elogio con mucho gusto, inclusive si se trata de adulación, es decir, de elogio falso e interesado. Tal como las palabras melosas de la zorra hicieron que el cuervo suelte el queso, así la serpiente logró éxito con su tentación en Edén. Pero a nuestro yo pecador no le gusta la reprensión. En lugar de admitir su culpa y responsabilidad, Adán culpó a Eva. Él no buscó el perdón, sólo quiso demostrar que no era culpable. Tal forma de proceder es la más común. Son muy pocos aquellos que agradecerán haber sido reprendidos.

La Biblia nos manda reprender y no ser cómplices del pecado. Cristo asignó la administración de las llaves del reino a los discípulos. Cada creyente tiene la responsabilidad de hacer uso de la ley en toda su dureza para reprender al que no está arrepentido de su pecado; y también de anunciar inmediatamente al arrepentido el perdón ganado por Cristo (Mateo 18:15–17 cf. Gálatas 6:1; Levítico 19:17). Pero no es la voluntad del Señor que la represión sea hecha solamente ante el pecado flagrante. Cada sermón, cada mensaje y cada estudio bíblico debe reprender el pecado y anunciar el evangelio de perdón. La Palabra de Dios ofende y debe hacerlo. Si en nuestras iglesias no se da a conocer la dureza de la ley divina en todo su rigor no habrá verdadero evangelio. Quizás muchos se vayan buscando iglesias que halaguen los oídos (Mateo 7:6). La dureza de la ley es para los pecadores impenitentes pero la dulzura del evangelio es para quienes, aterrorizados de saberse merecedores de toda la ira de Dios, están listos para el perdón gratito e incondicional. Al enfrentar el pecado, no hemos obrado con la sabiduría perfecta que el Señor exige. Hemos fallado en el correcto uso de la ley y el evangelio. Por esto merecemos toda la ira de Dios. Gracias a los méritos de Cristo tenemos perdón gratuito. En gratitud vamos a querer ser sabios y entendidos en el uso de la Palabra de Dios al reprender y perdonar.

Oración:

Señor, te doy gracias porque por los méritos de Jesucristo, mi sustituto, me salvó y tengo la oportunidad de disfrutar de tus riquezas. Te suplico me ayudes a ser un administrador fiel de las bendiciones que me has encomendado. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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