Meditación - 2019 mayo 01

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 1:1-14, Mateo 1:1-7)

EL DÍA DEL TRABAJO

Pero Jesús les respondía:

—Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo.

—Juan 5:17

Hoy, en muchos países es el día del trabajo. Usualmente es un día de asueto en el que no se trabaja. Dios quiere que el ser humano disfrute tanto de su trabajo como de su asueto. Como lo dijo el sabio rey Salomón: «Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; […] Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.» (Eclesiastés 3:22a; 9:9-10, RV60). También nos enseña que ser buenos trabajadores es sabio: « La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece. […] Dime quién se esfuerza en el trabajo y te diré quién comerá como rey.» (Proverbios 10:4, RV95; 22:29, TLA)

Pero ni aun toda la diligencia que pongamos en nuestro trabajo es garantía de éxito, pues escrito está: «La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella» (Proverbios 10:21) y también «Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comas el trabajo de tus manos, bienaventurado serás y te irá bien.» (Salmos 128:1-2). Necesitamos, pues, además de nuestra diligencia la bendición divina. Esta bendición no viene sobre nosotros cuando nos alejamos de la voluntad de Dios. Él ha mostrado que es la voluntad de Dios que el hombre trabaje seis días a la semana y que repose un día para dar descanso tanto a su cuerpo como a su alma. Puesto que sólo el evangelio da descanso al alma, eso significa que Dios quiere que cada día dediquemos tiempo a escuchar el evangelio.

Hemos fallado en ambos aspectos de la voluntad de Dios respecto al trabajo y al descanso puesto que no hemos trabajado diligentemente, ni hemos dedicado tiempo para el descanso del alma. Por esto merecemos toda la ira de Dios. Pero Jesucristo vino para salvarnos de este nuestro pecado sirviendo perfectamente en su labor de trabajador y de siervo espiritual (Marcos 6:3; Juan 17:4) y dedicando tiempo a la palabra (Lucas 4:16). En gratitud, nosotros vamos a querer hacer ambas cosas también (Colosenses 3:23)

Oración:

Señor, te doy gracias porque nos diste el don del trabajo y el reposo para el cuerpo y el alma. No hice uso perfecto de ello pero los méritos de tu Hijo Jesús corrigen mis faltas. En gratitud quiero ser tu siervo fiel. Amén. 

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