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Meditación - 2019 junio 24

Meditación - 2019 junio 24

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 41:1–14, Mateo 13:1–9)

BUSCANDO VIDA DONDE NO LA HAY

Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.

—Juan 5:39-40

Muchas importantes personas del tiempo de Jesús eran muy serios estudiosos de las Escrituras. No solo conocían sus enseñanzas sino que inclusive eran capaces de recitar de memoria extensas porciones de ella. Algunos conocían cuántas palabras tiene cada libro y cuál letra estaba en el centro exacto. Por ejemplo, sabían, que del total de letras del pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia), la letra «o» de la palabra hebrea «gajón» (traducida «vientre» por NVI y «pecho» por Reina Valera) en Levítico 11:42 se hallaba en el centro exacto. Pero no importando cuán estudiosa de la Biblia pueda ser una persona, sin Cristo no tiene comunión con Dios y mucho menos la vida eterna.

Al igual que hoy, los líderes judíos de aquél tiempo amaban el reconocimiento y la admiración de ser considerados renombrados maestros y grandes eruditos (Mateo 23:6-11), e imaginaban que cuanto más conocimiento poseían más agradaban a Dios, y por tanto, más dignos de la vida eterna eran. Jesús deja claro que el conocimiento de la Biblia debe llevarnos a conocerlo a Él. Si nuestro conocimiento bíblico nos lleva a sentirnos importantes y merecedores de elogio realmente estamos descarriados. Conocer a Cristo es saber que Él es Dios, el único que merece honra y obediencia. Pero que nosotros, miserables pecadores, solo merecemos el desprecio y el castigo de recibir toda la ira divina. También implica saber que el Padre le envió como nuestro sustituto para obedecer perfectamente la voluntad de Dios en lugar de nosotros y para recibir sobre sí toda la ira de Dios por nuestros pecados. En gratitud por tal amor vamos a querer ser humildes y dejar de oprimir a nuestro prójimo con prohibiciones que la Biblia no prohíbe ni con exigencias que la Biblia no exige. También vamos a querer dejar de enseñorearnos al dejar de imponernos como autoridad reconociendo que nuestro único líder y Señor es Jesucristo.

Oración:

Señor, Tú quieres que seamos humildes siervos tuyos y de los demás, pero nuestro orgullo pecaminoso nos arrastra a procurar nuestra propia honra antes que la tuya. El viejo Adán en nosotros nos empuja manipular a los demás para poder alcanzar nuestros anhelos y disfrazarlos de obras piadosas. Por eso merezco toda tu ira y la condenación eterna. Pero gracias a tu infinita misericordia, Jesucristo vino para recibir la condenación que yo merezco. Él fue perfectamente humilde en lugar mío y ese merito me ha sido atribuido gratuitamente. Te doy gracias por tanto amor y te suplico me concedas que, mientras viva aquí abandone todo orgullo y altivez. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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