
Meditación - 2019 junio 21
Meditación - 2019 junio 21
(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 38, Mateo 12:28–37)
EL VERBO ES DIOS, EL HIJO
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
—Juan 1:18
«Creo solo en lo que veo». Son muchas las veces que he escuchado esta afirmación. Pero la verdad es que no todo lo que existe es visible y no todo lo visible existe. Por ejemplo: el aire es invisible y nadie duda de su existencia. Por otra parte, la astronomía afirma que muchas de las estrellas que ahora destellan por las noches dejaron de existir hace mucho tiempo y que lo que se ve es la luz restante que tardó bastante para llegar hasta nosotros. Tampoco existen los espejismos del desierto. La visión es un fenómeno interesante en el cual la luz que rebota en los objetos es capturada por las células de nuestros ojos y que, transformadas en señales adecuadas, son interpretadas por nuestro cerebro. En realidad lo que vemos es una interpretación de lo que existe. Con nuestros ojos no podemos ver la gama de colores que existen por encima del violeta (ultravioleta) ni por debajo del rojo (infrarrojo) y sin embargo los rayos ultravioletas, que no vemos, afectan nuestra piel. De igual modo cuando alguien dice que nos ha visto, en realidad solo vió lo que la luz refleja de nosotros.
Dios, el Creador de las estrellas es superior a ellas. La radiación del sol es mortal para nosotros, y estar a una distancia más cercana de la que estamos nos dañaría irremediablemente. Ver a Dios tal cual es Él aún es mucho más mortal que ver de cerca la estrella más grande del universo (Hebreos 12:29; Éxodo 33:20). Él irradia tal santidad que no es posible soportarla. La Creación entera está refugiada en el Verbo, como está escrito: «él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (Colosenses 1:17) Ni siquiera los ángeles han visto a Dios tal cual es. Pero Dios es visible en el mundo espiritual en el Verbo. El Verbo es Dios mostrándose. Ver al Verbo es ver a Dios, protegidos y sin correr el peligro de que su santidad nos consuma. El Verbo se hizo humano para que la humanidad pueda conocer a Dios. Puesto que solamente el Verbo, Dios el Hijo, puede soportar la santidad de Dios, solamente los que estén vestidos de Cristo podrán soportar la eternidad con Dios cuando se manifieste tal cual es. Quienes rechazan tal protección quedarán expuestos al resplandor divino sufriendo las consecuencias (2 Tesalonicenses 2:8). Dios, el Hijo, el Verbo eterno se hizo hombre para suministrar a la humanidad la protección necesaria ante la eterna santidad divina. En la cruz contemplamos el sufrimiento que nos tocaría padecer si Cristo no fuera nuestro salvador. En gratitud querremos vivir en la santidad que aquí sea posible.
Oración:
Señor, tu eres santo y yo solo un miserable pecador que sería consumido ante tu santa presencia si no fuera porque me has refugiado en tu Hijo Jesucristo. Gracias a él y en él seré santo por la eternidad. Pero en tanto líbrame de vivir en la impiedad. Amén.
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