Skip to content

Meditación - 2019 julio 05

Meditación - 2019 julio 05

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 47:13–31, Mateo 14:34–36)

BORRÓN Y CUENTA NUEVA.

Pues bien, así dice el Señor: “Yo haré que el desastre que mereces surja de tu propia familia, y ante tus propios ojos tomaré a tus mujeres y se las daré a otro, el cual se acostará con ellas en pleno día. Lo que tú hiciste a escondidas, yo lo haré a plena luz, a la vista de todo Israel.”

—2 Samuel 12:11-12

Hay ocasiones en la que después de cometer un pecado acudimos al Señor en arrepentimiento con el corazón contrito y humillado en la confianza de que seremos perdonados y, sin embargo, no vemos que hayamos sido librados de las consecuencias de nuestra falta. En tal circunstancia es fácil concluir que tal vez no hemos sido perdonados ¿Es así? ¿Cómo saber si Dios efectivamente nos ha perdonado?

Inmediatamente después que el rey David confesó su pecado, el profeta Natán le anunció el perdón. Dios realmente perdonó a David. No lo hizo porque se haya arrepentido. El Señor perdonó a David por causa de los méritos de Cristo. Aunque David vivió varios siglos antes de la primera venida de Cristo, el valor de la redención obrada por el Hijo de Dios es aplicable a los hijos de Adán tanto de tiempos del Antiguo Testamento como a los que vinieron después. Por tanto el perdón para David fue completo y eficaz. De no ser así, el rey, hubiera tenido que morir apedreado y condenado al fuego eterno. Pero Dios no nos promete que el perdón evitará los malos resultados de nuestros actos. Por el contrario, la Biblia enseña que cosechamos lo que sembramos (Gálatas 6:7 cf. Proverbios 22:8; Job 4:8; Oseas 8:7; 10:12). David comprendió que su pecado había sido perdonado pero que tendría que enfrentar las indeseables consecuencias. Por esto asumió su realidad con humildad, teniendo presente «que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman» y que «el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.» (Romanos 8:28; Hebreos 12:6) El resto de la historia de David es el registro de estas verdades en su vida.

Cristo hizo todo lo necesario para asegurarnos el perdón y la dicha eterna. En gratitud vamos a querer apreciar su disciplina considerando que «Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella. (Hebreos 12:11).

Oración:

Misericordioso Señor aunque merezco toda tu ira y la condenación eterna en el juicio final, gracias a los méritos de Jesucristo he sido perdonado y declarado justo. Concédeme que, en gratitud, acepte tu disciplina como parte del amor que como padre tienes hacia mí al concederme ser tu hijo. Amén. 

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Servicio - 13 enero 2019

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 30

Ver Recursos