Meditación - 2019 julio 04

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 47:1–12, Mateo 14:22–33)

CELOSOS DE LA DOCTRINA

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente, porque era reprensible.

—Gálatas 2:11, Reina-Valera Actualizada

¿Es la iglesia visible una taza de leche? Tristemente, no. Debido a nuestra carne pecaminosa los cristianos continuamente enfrentamos ataques de nuestra propia naturaleza pecaminosa, del poder fascinante del mundo y del mismo Satanás. Cada cristiano, en determinado momento, tendrá que enfrentar el engaño que buscará apartarnos de la verdad bíblica e ir en pos de la falsa doctrina.

Cuando el apóstol Pablo viajó a Jerusalén, algún tiempo después de su conversión, tuvo una reunión con los líderes de la iglesia de allí: Pedro, Jacobo y Juan. Ellos le estrecharon la mano como en señal de compañerismo (Gálatas 2:9). Así dieron a entender que predicaban la misma doctrina y que tenían comunión con él. Sin embargo cuando Pedro fue a Antioquía (la ciudad de la iglesia que llamó a Pablo y Bernabé al ministerio público) se dejó vencer por su temor a los «partidarios de la circuncisión» y actuó hipócritamente dando a entender que él no había abandonado el judaísmo. El judaísmo es la religión de los fariseos y saduceos, y enseña que el hombre se salva al hacer buenas obras para agradar a Dios. Jesús predicó fuertemente contra esa falsa doctrina. Pablo, que fue un ferviente adepto del judaísmo, rápidamente lo dejó cuando comprendió que lo único que nos salva son los méritos de Jesucristo. Así lo testifica cuando escribe: «Ustedes ya están enterados de mi conducta cuando pertenecía al judaísmo, de la furia con que perseguía a la iglesia de Dios, tratando de destruirla.» (Gálatas 1:13). Sin embargo, Pedro, con sus hechos daba a entender que ellos no dejaron el judaísmo, sino que el cristianismo era parte del judaísmo. Como resultado algunos imaginaron que para ser cristianos era necesario convertirse primero al judaísmo. Pablo reprendió a Pedro abiertamente a fin de ser cómplice al callar. Si él callaba muchos habrían sido envenenados con la falsa doctrina del judaísmo.

A causa de nuestra naturaleza pecaminosa no hemos sido celosos de la doctrina y, como Pedro, hemos dado a entender que estamos unidos con quienes se apartan de la Biblia «un poquito». Por eso merecemos toda la ira de Dios. Pero Jesucristo, como nuestro sustituto obró nuestro perdón. En gratitud, al igual que Pablo, vamos a querer tomar en serio la doctrina y apartarnos de quienes la tuercen aunque sean importantes líderes que «yerran un poquito».

Oración:

Bendito Dios, por causa de tu amor incondicional soy salvo. Quiero apartarme de quienes adulteran el evangelio y de quienes no enseñan correctamente toda tu doctrina. Concédeme discernimiento para lograrlo. Amén.

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