
Meditación - 2019 agosto 01
Meditación - 2019 agosto 01
(Lectura de la Biblia en tres años: Éxodo 18:13–27, Mateo 21:12–17)
¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?
Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley:
—A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones?
—El que se preocupó por él y lo cuidó —contestó el maestro de la Ley.
—Lucas 10:37, Biblia Traducción en lenguaje actual
¿Sabe usted quién es su prójimo? ¿Cuán importante es saberlo? Un experto en Biblia se acercó a Jesús para ponerlo a prueba y le preguntó qué se necesitaba hacer para heredar la vida eterna. Jesús le preguntó qué decía la ley. «Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.» (Vers. 27-28)
El experto, avergonzado de haber preguntado algo que él mismo hubiera contestado con facilidad, para quedar bien preguntó: «¿Quién es mi prójimo?» Jesús no le responde directamente, pero le narra la parábola del buen samaritano. Lo hace porque, en el judaísmo, prójimo solo es aquél judío que guarda las tradiciones judías. Por ejemplo, Ben Sirac enseñó: «Cuando hagas el bien, fíjate a quién, y podrás esperar algo de tu buena acción. Haz un favor al bueno y obtendrás recompensa, si no de él, del Señor. Ayudar al malo no trae ningún bien, y ni siquiera es hacer una buena acción.» (Sirácida 12:1-3, DHH). La Misná (sagrado libro de tradiciones judías) prohibió ayudar en el parto a una mujer no judía para evitar que nazcan más gentiles en el mundo (Aboda zara 2:1). Para el experto el ayudar a un gentil o a un samaritano no sería bueno (Juan 4:9).
En la parábola, un judío fue víctima de un asalto. Un sacerdote y un levita que pasaron por allí (líderes religiosos que el experto con gusto consideraría sus prójimos) no le brindan ni la más mínima ayuda. El único que auxilia al desventurado es un samaritano que limpia sus heridas y paga a un hospedero para que lo cuide. Tras el relato, Jesús pregunta al experto ¿Quién se hizo prójimo del necesitado? El experto responde: «El que se preocupó por él y lo cuidó» Entonces Jesús le dice: «Haz tú lo mismo». Tampoco nosotros amamos a nuestro prójimo perfectamente como Dios lo exige, y por eso merecemos toda Su ira. Solo por la obediencia perfecta de Cristo a este mandamiento y por su muerte vicaria en la Cruz somos perdonados. En gratitud vamos a querer ser prójimos de quien el Señor ponga en nuestro camino.
Oración:
Señor, imperfecto como soy, solo merezco tu ira. Gracias a los méritos de tu Hijo Jesucristo soy perdonado y limpiado. En gratitud quiero amar a mi prójimo, y así, llevar fruto de arrepentimiento. Concédeme lograrlo. Amén.
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
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